Los bailarines de ballet son célebres por su
porte, gracia y habilidad. Hacen que pasos difíciles como las vueltas,
saltos y brincos parezcan sencillos. Los bailarines, profesores,
coreógrafos y directores de compañías a menudo hacen énfasis en mantener
un bajo peso corporal. Se espera que las bailarinas de ballet sean
delgadas y ágiles, en tanto que los bailarines sean delgados pero
musculosos y masculinos. Ambas condiciones requieren mantener un bajo
porcentaje de grasa corporal, por lo que la mayoría de los bailarines de
ballet no tienen figuras curvilíneas. Según lo expresa el Dr. William
McArdle en el libro "Essentials
of Exercise Physiology," (Fundamentos de la Fisiología del Ejercicio),
las bailarinas tienen un promedio de grasa muscular entre 8 y 15 por
ciento. El Colegio Americano de Medicina Deportiva establece los valores
de 7,1 al 11,7 por ciento en el percentil
90 de estado físico para personas de 20 a 29 años, y afirma que son
aceptados como saludables de un 10 a 22 por ciento de grasa corporal
para los hombres, y de un 20 a 32 por ciento para mujeres. Para los
atletas, se calcula de un 14 a 17 por ciento para hombres, y de un 21 a
25 por ciento para mujeres.
Estándar de peso.
El peso no es el estándar más
apropiado para observar en los bailarines, ya que puede no reflejar su
verdadera composición corporal. El peso no reconoce la diferencia entre
masa grasa y masa muscular magra como músculos, huesos y órganos; dos
bailarines pueden tener el mismo peso y diferentes porcentajes de grasa
muscular, y uno puede ser considerado con sobrepeso aunque su grasa
corporal entre en la categoría selecta. La comunidad del ballet debería
enfocarse en la composición del cuerpo en lugar de en el peso, y
centrarse en buscar formas constructivas de lograr un porcentaje de
grasa corporal bajo pero saludable.
Es muy cierto que en el ballet se necesita años de práctica y preparación física por lo cual no todas las personas lo dominan.
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